A MODO DE RESUMEN
ABRIL - 1901
El ingeniero James Gibb fue el inventor de un nuevo juego que definió como una suerte de tenis de mesa. Desde 1889 Gibb venía experimentando con diversos modelos de pelotas de corcho, pero hasta que no llegó a un acuerdo con la firma americana Celluloid no pudo redondear su invento: las nuevas pelotas, de un material sintético, tenían un bote vivo y regular que se impulsaban con raquetas de madera, recubiertas en parte de pergamino.
A MODO DE CURIOSIDAD
*El nombre con el que se bautizó este juego (sugerido por James Gibb y registrado por la firma John Jaques Ltda ) viene por el sonido de ping que hacía la pelota de celuloide al impactar con las raquetas recubiertas en pergamino y el sonido de pong que hacía al contacto de la pelota con la mesa.
Numerosos invitados extranjeros asisten a la inauguración del instituto Carnegie de Pittsburgh. La función de la institución era apoyar la investigación científica. Aunque por entonces, ya existian institutos análogos que funcionaban en Washington y Nueva York.
El promotor de estas instituciones, Andrew Carnegie nació en Escocia en 1835 y en 1847 emigra a los Estados Unidos. Después de trabajar en los ferrocarriles, Carnegie se dedicó a la siderúrgia y se convirtió en un magnate. En 1900 vendió su Carnegie Steel Company a Morgan y se dedicó a la beneficencia. Falleció el once de agosto de 1919.
Tras quedar casi en ruinas por obra de un fuerte terremoto, la ciudad mexicana de Acapulco fue barrida por las aguas del mar. Los temblores afectaron también a la ciudad de México, donde hubo derrumbamientos; el mar cubrió las líneas férreas en las proximidades de Veracruz, en el Atlántico. Las víctimas ascendieron a unas 2.000. También en Chile y en Jamaica se hicieron sentir intensos temblores.
ABRIL - 1901
PING-PONG: NACE UN DEPORTE NUEVO
1 DE ABRIL
El ingeniero James Gibb fue el inventor de un nuevo juego que definió como una suerte de tenis de mesa. Desde 1889 Gibb venía experimentando con diversos modelos de pelotas de corcho, pero hasta que no llegó a un acuerdo con la firma americana Celluloid no pudo redondear su invento: las nuevas pelotas, de un material sintético, tenían un bote vivo y regular que se impulsaban con raquetas de madera, recubiertas en parte de pergamino.
A MODO DE CURIOSIDAD
*El nombre con el que se bautizó este juego (sugerido por James Gibb y registrado por la firma John Jaques Ltda ) viene por el sonido de ping que hacía la pelota de celuloide al impactar con las raquetas recubiertas en pergamino y el sonido de pong que hacía al contacto de la pelota con la mesa.
ABRIL - 1907
SE INAUGURA EL INSTITUTO CARNEGIE
11 DE ABRIL
El promotor de estas instituciones, Andrew Carnegie nació en Escocia en 1835 y en 1847 emigra a los Estados Unidos. Después de trabajar en los ferrocarriles, Carnegie se dedicó a la siderúrgia y se convirtió en un magnate. En 1900 vendió su Carnegie Steel Company a Morgan y se dedicó a la beneficencia. Falleció el once de agosto de 1919.
UN TERREMOTO DESTRUYE ACAPULCO
14 DE ABRIL
Tras quedar casi en ruinas por obra de un fuerte terremoto, la ciudad mexicana de Acapulco fue barrida por las aguas del mar. Los temblores afectaron también a la ciudad de México, donde hubo derrumbamientos; el mar cubrió las líneas férreas en las proximidades de Veracruz, en el Atlántico. Las víctimas ascendieron a unas 2.000. También en Chile y en Jamaica se hicieron sentir intensos temblores.
ABRIL - 1912
NAUFRAGA EL TITÁNIC
15 DE ABRIL
El Titánic, el mayor transatlántico del mundo, se hundió a 150 millas de la costa de Terranova. De las 2.224 personas que viajaban a bordo fallecieron 1.513. Era la primera travesía del Atlántico Norte que realizaba. Había partido el 10 de abril desde Southampton con rumbo a Nueva York. Provisto de 16 compartimentos estancos, el Titánic era insumergible, en opinión de sus constructores, y viajaba al máximo de su velocidad (41 km por hora) por el itinerario más corto, utilizado hasta aquél momento tan sólo en verano a causa de la probable presencia de icebergs a la deriva.
Quince minutos antes de llegar a la medianoche, un golpe sordo estremeció violentamente el barco, cuya proa se había incrustado contra un gigantesco bloque de hielo. La parte delantera, por estribor, resultó destrozada por debajo de la línea de flotación, mientras una espesa lluvia de hielo caía sobre el navío.
El iceberg abrió una vía de 90 metros de largo y las bombas de achique resultaron incapaces de menguar las ingentes masas de agua que afluyeron al interior del barco. El capitán de la nave, E. Smith, un veterano de la navegación atlántica, lanzó entonces la señal de desastre y un SOS; las lanchas de salvamento resultaron insuficientes dado que no disponían más que de 1.000 plazas, por lo que sólo las mujeres y los niños fueron autorizados a embarcar en ellas.
Mientras el barco se hundía rápidamente, el pasaje vivía escenas de desesperación y tragedia. Apenas a 32 km del Titánic navegaba otro transatlántico, el California, con las máquinas prudentemente detenidas a causa de la proximidad de icebergs. Aunque el operador de radio del California permaneció toda la noche en su puesto, por causas desconocidas no recibió la llamada de socorro del Titánic; en cambio, el dramático mensaje fue captado por la radio del Carpathia, que se encontraba un poco más lejos. El barco puso proa de inmediato hacia el lugar del siniestro. Sin embargo, sólo consiguió llegar a tiempo pra rescatar a 711 náufragos. Entre los pasajeros del transatlántico (que se hundió a las 2.20 horas de la madrugada en un sitio donde el fondo del mar se encontraba a más de 3.000 metros) viajaban, entre otras conocidas personalidades, cuatro millonarios estadounidenses: Guggenhein, Bruce, Astor y Widener; los cuatro figuraban entre los desaparecidos.
A juicio de los especialistas, la catástrofe admitió como única causa la imprudencia del capitán Smith, que aunque llevaba 28 años navegando sin haber sufrido un sólo accidente, en este caso ( confiado en la presunta invulnerabilidad del Titánic, proclamada estentóreamente por la empresa propietaria, la White Star Line ) no respetó las más elementales normas de la seguridad marítima.
El progreso técnico de la navegación ultramarina sufrió en aquella época un rudo golpe con el hundimiento del gigantesco barco de pasajeros.
*Todas las fotografías e información pertenecen a la obra: "CRÓNICAS DEL SIGLO XX".
Quince minutos antes de llegar a la medianoche, un golpe sordo estremeció violentamente el barco, cuya proa se había incrustado contra un gigantesco bloque de hielo. La parte delantera, por estribor, resultó destrozada por debajo de la línea de flotación, mientras una espesa lluvia de hielo caía sobre el navío.
El iceberg abrió una vía de 90 metros de largo y las bombas de achique resultaron incapaces de menguar las ingentes masas de agua que afluyeron al interior del barco. El capitán de la nave, E. Smith, un veterano de la navegación atlántica, lanzó entonces la señal de desastre y un SOS; las lanchas de salvamento resultaron insuficientes dado que no disponían más que de 1.000 plazas, por lo que sólo las mujeres y los niños fueron autorizados a embarcar en ellas.
Mientras el barco se hundía rápidamente, el pasaje vivía escenas de desesperación y tragedia. Apenas a 32 km del Titánic navegaba otro transatlántico, el California, con las máquinas prudentemente detenidas a causa de la proximidad de icebergs. Aunque el operador de radio del California permaneció toda la noche en su puesto, por causas desconocidas no recibió la llamada de socorro del Titánic; en cambio, el dramático mensaje fue captado por la radio del Carpathia, que se encontraba un poco más lejos. El barco puso proa de inmediato hacia el lugar del siniestro. Sin embargo, sólo consiguió llegar a tiempo pra rescatar a 711 náufragos. Entre los pasajeros del transatlántico (que se hundió a las 2.20 horas de la madrugada en un sitio donde el fondo del mar se encontraba a más de 3.000 metros) viajaban, entre otras conocidas personalidades, cuatro millonarios estadounidenses: Guggenhein, Bruce, Astor y Widener; los cuatro figuraban entre los desaparecidos.
A juicio de los especialistas, la catástrofe admitió como única causa la imprudencia del capitán Smith, que aunque llevaba 28 años navegando sin haber sufrido un sólo accidente, en este caso ( confiado en la presunta invulnerabilidad del Titánic, proclamada estentóreamente por la empresa propietaria, la White Star Line ) no respetó las más elementales normas de la seguridad marítima.
El progreso técnico de la navegación ultramarina sufrió en aquella época un rudo golpe con el hundimiento del gigantesco barco de pasajeros.
*Todas las fotografías e información pertenecen a la obra: "CRÓNICAS DEL SIGLO XX".