EL GRAN PROYECTO (CUENTOS Y RELATOS BREVES-28)
EL GRAN PROYECTO
"De las historias con final feliz no se alimenta el futuro"
La observó fijamente, como escudriñando su pensamiento. El semblante serio, los brazos entrecruzados sobre la amplia mesa de su despacho y, entre ambas, un silencio que arañaba las fibras de la piel.
Era obvio que había mucho de razón en aquella frase, pero también daba margen para argumentar largo y tendido. Aun así, nada objetó dando por terminada la entrevista. Le tendió la mano emplazándola para la siguiente semana. La entrevistada cogió su carpeta color marrón, el bolso a juego y, con un ademán que rozaba la línea de la soberbia, dio media vuelta, se acercó a la puerta y salió sin mediar palabra.
La búsqueda de cerebros con demostrada capacidad para conseguir dar un giro de 360 grados en el campo de la prensa escrita era su máxima. Crear un precedente en la historia, conseguir escribir artículos de opinión con información exhaustiva alejándose del morbo de prensa rosa, de tejemanejes políticos con tufo a heces; su proyecto era, en primer lugar, llevar a cabo un lavado de todo ese entramado de desatinos, (reales, pero lamentables) que la humanidad nos sirve en bandeja día tras día analizando toda la basura interna que corrompe al individuo y a partir de ahí, extraer el grano bueno. Sería el embrión inicial, pero como todos los embriones, crecen y se hacen adultos. El ser humano es maleable y si camina al lado de leones y avispas, aprende a picar y a atacar, pero también puede convertirse en un ser de predominante humanidad si no es contaminado por huéspedes sin antídoto. Pensó que el gran problema de la sociedad es que somos seres contaminados. Pero ella tenía la solución o, por lo menos, el germen. Durante tiempo estuvo en el lado contrario. Su notoriedad profesional no la consiguió por casualidad. Como tantos otros, fue escalando peldaños a base de juego sucio, por eso sabía de lo que hablaba, y también sabía que en su interior mantuvo continuamente una lucha entre su yo interno y su yo de supervivencia. Nunca le gustó lo que vio, por ello tenía el convencimiento que dentro de cada uno existe un gran potencial de energía positiva que sólo hay que saber desarrollar y, de algún modo, alguien tenía que empezar a plantear nuevas situaciones. Esa energía que el cerebro del ser humano aporta interactúa entre unos individuos y otros, así que tan solo era cuestión de trabajar sobre esa energía positiva, aislando al huésped enfermo. Estaba segura que en la sociedad, en el mundo entero existía mucho que dar, mucho que desenterrar de esos pozos ocultos pero llenos de tesoros.
Para ella, lo primordial de su proyecto, y que muchos tachaban de locura, no era el éxito económico de la revista, lo más importante y por lo que hacía tiempo estaba luchando, era lograr el máximo número de lectores, inyectándoles esa energía de la positividad, que sirviese de alimento y diese vida, en lugar de quitarla. Los pasos siguientes se darían por sí solos. Su proyecto no buscaba la exclusividad, todo lo contrario, su mayor deseo era convertirse en la gran imitada, que otros tomasen el testigo y cuantos más, mejor. Sería el mayor logro conseguido en la prensa escrita, porque, seguramente, los biorritmos generados serían capaces, poco a poco y por sí solos, de construir un futuro mucho mejor que el que hasta ahora se había estado alimentando.
Pensó en la frase de su entrevistada: "de las historias con final feliz no se alimenta el futuro", y se dijo, seguramente no, aunque se puede alimentar de historias con final doloroso o feliz, pero siempre desde la racionalidad.
A la semana siguiente la entrevistó de nuevo. Decidió agregarla a su equipo de colaboradores de la futura revista. No comulgaba del todo con sus ideas (era obvio), pero tenía madera, un cerebro bien amueblado y con la suficiente racionalidad como para colaborar en el gran proyecto.