ADICCIÓN (CUENTOS Y RELATOS BREVES -29)
ADICCIÓN
No buscaba clarificar las ideas de un plumazo, pero sí planchar los nudos que se multiplicaban en su cerebro desde hacía un tiempo, situación que le producía un constante malestar. Era consciente que deshacerse de esos nudos sería arduo difícil, pero pondría toda la fuerza de voluntad para desengancharse de tan perjudicial adicción.
Lo primero que debía hacer era alejar de sí los causantes de su problema.
A la mañana siguiente, nada más levantarse y, a pesar de la presión que ejercían los nudos incitantes empujándola a moverse por aquella selva retorcida y abrumadora, empezó a plantarles cara con tal destreza que ni uno solo de los afectados nudos pudo ver la luz verde que les proporcionaba la posibilidad de pulular con entera libertad por su espacio anodino y carente de sensibilidad. Se prometió a sí misma un regalo de tiempo, y puso manos a la obra para organizarse. Veinte minutos para desayunar. Sería su primera hazaña después de tanto tiempo sin saborear esos momentos.
La panorámica desde la terraza era extraordinaria: las montañas verdes, su aroma, el silencio interrumpido por algún vecino dicharachero dando pábulo a la curiosidad de algunos otros. Aquella mañana las viandas que tan a gusto preparó, le supieron a gloria. Y siguió, siguió planificando...
Llamó a su amigo Luis. Quedaron para ir al cine al día siguiente. Era preciso limpiar aquella selva de matojos invasivos y conseguir un espacio más abierto, donde la claridad le permitiese visualizar mejor el horizonte posibilitando que su centro de atención cambiase de rumbo.
De pronto llamaron a la puerta:
—¿Quién es?
—Candela, abre, soy yo, mamá.
—Ya voy, ya voy.
—Buenos días, hija, ¿estás bien?
—Claro mamá, mejor que nunca. Ni te imaginas lo bien que me encuentro.
—Entonces, ¿por qué no contestaste al Whassaap que te envié, ni al correo, ni al hangouts, hasta la llamada de móvil desdeñaste.
— ...
—Por cierto, ¿no viste la entrada que hice en facebook?
— ...
—¿Me estás escuchando, hija?, ¿por qué te ríes?
—Porque es divertida la situación, sólo por eso. Tú, pro tecnología, mientras que yo bajé a la tierra, o estoy subiendo al cielo, según se mire.
—¿Qué dices? No entiendo nada, pero que nada de nada, niña. ¡Ah!, te quería comentar que a papá ya le compré el Smartphone que tanto deseaba. Está como un niño con su juguete preferido.
—...
—¿Quiere dejar de mirarme como si fuese un bicho raro y prestarme atención?
—Pero si te estoy prestando atención, mamá.
—¿Atención?, rara, muy rara te noto yo esta mañana.
—¡Cuánto te quiero, mamuchi!, pero os tengo que ayudar.
—¿Qué nos tienes que ayudar?, tú estás en otro mundo, ¿y esas carantoñas?, ¿a santo de qué?
—A santo de que me estoy desenganchando de la droga más perversa a la que soy adicta desde hace tanto tiempo, y ahora estoy sintiendo que corre por aquí una brisa tan fresca, tan fresca, ¿no la notas?, y, sobre todo.., estoy escuchando a mi pensamiento, y es, es algo tan subliminal. ¿Me acompañas?
—¿A dónde, hija?
—A cualquier lugar donde se consiga dar sentido a la vida sin ser abducido por tanta insensibilidad virtual que nos congela de frío y a buscar nuevos códigos de organización priorizando en lo que nos hace personas.
—Bueno, bueno, si tú lo dices, te acompañaré, pero sigo pensando que estás rara, pero rara, rara, rara de atar.
—Vamos pues, y te cuento...
¡Holaa, Fina!
ResponderEliminarQué relato más interesante, amiga, bien plasmado con bonitas metáforas, casi me despistaban aunque el título lo deja claro. Dichosas las almas que salen adelante dándose cuenta de que ese camino no llega a ninguna parte, que es un grave error que cometen enganchándose a la droga. Un mundo oscuro que debe poner millonarios a mucho descocados y a aumentar la riqueza de muchos peces gordos. Sin importarle el daño que hacen a la humanidad.
Fina, ha sido un auténtico placer leerte, son súper bonitas e importantes tus letras gracias por darme la oportunidad.
Te dejo un abrazo y bendiciones, que tengas una estupenda semana y que la vida te sonría cada día que amanece.
Buenas tardes, Marina.
EliminarBueno, la adiccion a la que se refiere el relato no tiene nada que ver con la droga. Es cierto que al principio despista, pero esta escrito asi, expresamente. Es en la segunda mitad del relato donde queda claro que se trata de las nuevas tecnología que tanta dependencia genera, sobre todo en jovenes, aunque los mayores no nos quedemos atrás. Creo que todos deberiamos regular nuestros tiempos en relación a su uso.
Un abrazo
Fina
Hola, Mari Carmen. Esa adicción a la que se refiere el relato, tiene mucho más peligro del que nos imaginamos. Sobre todo los jóvenes, tan enganchados a las nuevas tecnologías.
ResponderEliminarUn abrazo
Uffff... Fina, las nueva tecnologías van a acabar con lo poco bueno que nos queda.
ResponderEliminarUn placer leerte amiga. Que tengas una buena semana.
Un beso
Muchas gracias, Carmen. Tambuén para ti, linda semana
EliminarUn beso
Fina
Que bonito artículo y que bien lo has narrado, aunque creo que esa madre se marchará de esa casa, sin enterarse de que le habla su hija; y tan pronto llegue a la suya, seguro, que le enviará un Whatsapp diciéndole: hija ya estoy en casa...etc, etc.
ResponderEliminarYo soy un bicho raro, según mi familia y amigos, porque a mi no han conseguido engancharme nadie, en ninguna red social, donde todo el mundo sabe de todo y de todos, yo prefiero respirar ese aire fresco que tu citas.
Un fuerte abrazo, amiga Fina.
Pues no te pierdes nada con eso de las redes sociales.Yo tengo una amiga, que como tú, reniega de todas estas tecnologías. Por no tener no tiene ni Whatssap. Prefiere su móvil sin sofisticaciones.
EliminarY gracias por compartir opinión, Manuel
Un abrazo
Fina
Magnífico Fina, esta adicción que nos rodea hoy día es tan perversa e inútil, (mal usada), que enseguida nos damos cuenta de lo bien que se vivía antes sin los móviles con los que se hace de todo, menos llamar y escuchar la voz de los amigos. Y las redes sociales donde el cotilleo está servido, ya ni contar. Lo peor los jóvenes y las próximas generaciones que ya no han conocido otra forma de vivir y relacionarse.
ResponderEliminarUn estupendo relato que me encantó leer.
Un abrazo.
Tú lo has expresado muy bien, Elda. "MAL USADA". Ese es el mayor problema.
EliminarTe mando un abrazo.
Fina
GEnial, y necesario. Eso deberíamos hacer todos de tanto en tanto, y desconectar de tanta saturación. Besos :D
ResponderEliminarCierto, Margarita. Es cuestión de usarla adecuadamente y ser conscientes del peligro que conlleva su exceso.
EliminarUn abrazo
Fina
Lúcida mirada, amiga... mientras este tiempo demuestra, tal vez como nunca antes, que a todo nivel siguen haciendo negocios con la raza humana...
ResponderEliminarAbrazo hasta allá.
Yo pienso que es cuestión de tener la capacidad para lograr gestionar nuestro tiempo, sin sobrepasar límites.
EliminarUn abrazo y gracias por tu aporte al tema, Carlos
Fina
Qué bien lo has reflejado. De seguir así, se nos va del todo la olla, como dicen mis hijos!!
ResponderEliminarEncantada de recibirte en mi casa y de leerte. Nos seguimos!!
Besicos muchos.
Del mismo modo, encantada de tenerte por este rincón de letras y aportar tu punto de vista.
EliminarUn abrazo
Fina
Que interesante y bonito. Un gusto leerte Fina. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra
EliminarQue tengas un lindo finde
Fina
Es una historia magnífica, Fina. Sueño con que la humanidad pueda desengancharse algún día de la tecnología de la comunicación. Sería recuperar la vida y la convivencia.
ResponderEliminarUn abrazo. Me da mucho gusto ver que has vuelto a escribir!!!
Hola, Sara, ¿qué tal?
EliminarYo creo que en esto de laa tecnologias, es cuestión de saber medir los tiempos.
Te mando un abrazo
Fina
¡Muy bien llevado! Un precioso ataque a una realidad que absorbe la atención y empobrece la vida de la gran mayoría de la juventud de nuestro tiempo.
ResponderEliminarPor mi edad, y digo que será por eso, que no logro entenderlo, no me explico cómo la gente no puede vivir sin ese aparato que se pega a las manos como si fuese su segunda piel.
Te dejo un fuerte abrazo.
Kasioles
Es cierto, Kasioles, pero también muchos mayores están enganchados a las nuevas tecnologías. Como en todo, es cuestión de mesura.
EliminarTe mando un abrazo y feliz fin de semana
Fina
De vez en cuando viene bien desconectarse y contemplar el mundo real, el que gira a nuestro alrededor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Rafael. Es cuestión de priorizar, cuando es necesario
EliminarUn abrazo
Fina
En exceso no existe nada que no sea nocivo. Claro que es una adicción. Se pierde la noción del tiempo y se alejan del ser humano, mas que nada, se normalizan cosas terribles. Un texto muy bueno Fina, la vida en función de un like se va volando. Saludos desde Uruguay con cariño.
ResponderEliminarQuerida Lylian, es así y, en elfondo, casi todos sabemos del peligro de estas adicciones, por ello es tan necesario tener la capacidad de saber equilibrar.
EliminarUn abrazo
Fina