lunes, 27 de junio de 2016

HAIKUS ( VERSOS CON ALMA 94 )

MONTAÑAS DE PRADES



HAIKU Nº 45

Germinó fuego
de aquella tierna rosa.
Catorce abriles.



HAIKU Nº 46

El oleaje 
adormece al silencio.
Tiembla la arena.



HAIKU Nº 47

La noche viste
de esmoquin y bombín.
Lluvia de estrellas.



HAIKU Nº 48

Cobijas luz
sedienta de tus sombras.
Rey peciolado.



HAIKU Nº 49

Pliegan sus alas,
descansa la belleza.
Vibran las frondas.



HAIKU Nº 50

 Esquiva penas
para no herir su piel.
Felicidad.   



Queridos amigos de letras, os deseo que paséis un feliz  y relajante verano. Por mi parte, me tomo un descanso. Retomare el blog en Septiembre. Gracias por estar y compartir. Un abrazo. Sed felices.
 

jueves, 16 de junio de 2016

AMANECER DE LA NOCHE ( VERSOS CON ALMA 93 )




AMANECER DE LA NOCHE
( soneto en asonante )



He declinado hurgar en los recuerdos
que dañen mi presente. He cruzado
los bosques de mi mente, ya no hay pájaros 
mudos, ni tempestuosos silencios,

la calma impregna mi liviano espejo,
merma la opacidad después de tanto
invierno. Quiero plantar sueños blancos,
sonrisas de color, luz en mi cuerpo,

quiero plantar cometas que enamoren
al tiempo, horizontes sin cadenas,
y cuando caiga la noche, abrazar

el frío para que no tiemble sobre
mi fuego y ver amanecer la esencia
sin fantasmas que alteren mi verdad.
 


jueves, 2 de junio de 2016

LOS NIÑOS DEL INVIERNO ( VERSOS CON ALMA 92)


Imágen extraída de la red




  Poema incluido en el número especial de la revista de literatura Alga (otoño-2014) con motivo de las XXV Jornadas de Solidaridad en su cuarto objetivo para el Milenio de Naciones Unidas, que es reducir la mortalidad infantil en todo el mundo.



LOS NIÑOS DEL INVIERNO 
(Romance) 


Aquella escuela de aldea
no tiene techo, ni puertas,
ni pupitres, ni colores,
pero tiene una maestra



de generosa mirada
que les trajo de otra tierra
gomas, reglas, lapiceros
y mogollón de libretas



donde pintar de sonrisas
los rincones de tristeza,
también sueños de futuro
con que olvidar su pobreza,



esa que llora sin lágrimas,
con las heridas abiertas
a la espera de algún ángel
que abrirá su última puerta.



Los niños de la ignorancia
juegan sin la primavera
mientras las madres, llorosas,
en esa tierra desierta



van implorando a la vida
que la noche se detenga
en el mar de la esperanza
donde el tiempo deje huellas.